Tener una buena conversación exige mostrar nuestra vulnerabilidad y, en ese honesto intercambio, tener permiso de acceso a la contraria. Las circunstancias que lo permiten pueden ser variadas y esta es solo una de ellas.
Corría la navidad del 2056 y de nuevo se acercaba la fecha de año nuevo, lo que significaba recoger el legado de mi padre para esas fechas. Cuando era adolescente y compartía cuarto con mi hermana, adolescente también, pasamos una navidad con mis padres en “petit comité” y al viejo se le ocurrieron algunas de esas ideas que solo se le ocurrían a él. Nos gustó. Y tanto mi hermana como yo hemos mantenido esa tradición a lo largo de los años en nuestra propia familia. La noche de año nuevo cada miembro de la familia está obligado a dos cosas. La primera es preparar uno de los platos de la cena. La segunda es que después de cenar, cada uno debe dar las gracias a los demás por el año transcurrido.
En la cocina, Adrián se esfuerza en limpiar fresas subido a un taburete. Sus ocho años de vida alcanzan para mucho pero aun no llega al fregadero. En la mesa de la cocina tiene un bol con chocolate troceado. Prepara el postre.
—Mamá.
—Dime cariño.
—¿Has pensado ya lo que vas a decir? La voz de Adrián refleja inseguridad y a su madre no le pasa desapercibido. Eso hace que recuerde la primera vez que ella estuvo en la misma situación y una profunda comprensión la invade. También tenía dudas.
—¿Por qué, tú ya lo tienes pensado?
—No sé.
Adrián coge otra fresa, le quita el tallo sin habilidad alguna y la pone en el plato de las lavadas. Se da cuenta de su error y la vuelve a coger para ponerla debajo del grifo que está demasiado abierto lo que hace que cada vez que lava una fresa se ponga empapado por las salpicaduras.
—¿Tú qué vas a decir? —pregunta Adrián.
—No te lo digo que te copias.
Adrián coge la última fresa intentando esconder su azoramiento. Su madre le ha pillado, como siempre. Eso hace que recuerde el mantra —aunque su cerebro no recoge esa palabra— repetido una y mil veces por ella: las madres lo sabemos todo.
—Es que me da vergüenza.
—Sí. Eso es lo difícil. Si fuera fácil no sería divertido. Es como cuando juegas al fortnite, te diviertes porque es difícil. Es como un reto.
—Pero es que no se me ocurre nada.
—Normal. Tu padre y yo somos perfectos. Jamás nos equivocamos y cuando te regañamos siempre llevamos la razón. Además sabemos perfectamente lo que pasa por tu cabeza en todo momento, lo que necesitas, lo que quieres. Todo. No haría falta ni que vivieras. Ya lo hacemos nosotros por ti. No te preocupes, no tienes que decir nada. Quizás el año que viene. Cuando seas mayor.
Adrián baja del taburete con el cuenco de fresas lavadas entre las manos. Se siente más ligero al estar indultado pero no le ha gustado que le digan que no es mayor. Él ya es mayor. Tampoco le ha gustado que le dijeran que daba igual que viviera o no. Eso lo ha puesto muy triste.
Después de la cena, sus padres hablan agradeciéndose mutuamente las cosas que uno ha hecho por el otro. También le han dado las gracias a él y ha llorado cuando su mamá le ha dicho que le daba las gracias por enseñarle tantas cosas de ella misma. Que nunca hubiera pensado que tener un hijo encerraba tantas lecciones que aprender. Que la había hecho mejor y que por eso le daba las gracias. A punto de recoger la mesa. Adrián habla.
—Yo también quiero dar las gracias.
Nadie se mueve de la mesa invitando a Adrián a hablar. Su madre abre los ojos ante la expectativa.
—Yo quiero dar las gracias porque sois mis padres. Y que a pesar de lo mal que me porto cuando no hago caso, me seguís queriendo. También quiero dar las gracias porque habláis conmigo incluso cuando estamos enfadados. Porque no me dejáis solo porque yo me moriría si me dejáis solo. Y quiero darle las gracias sobre todo a mamá porque me hace trampas, pero son trampas buenas que me enseñan cosas.
—¿Como hoy?
—Ya soy mayor.
—No tengas prisa, amor mío. No tengas prisa.
No se me ocurre mejor forma de terminar el año. Gracias, papá.
La verdad se empieza a entender cuando comprendemos que este mundo es efecto y no causa. El tiempo solo tiene sentido en un mundo donde las cosas cambian o terminan, pero si no existe el tiempo, entonces tampoco existe el mundo donde tiene sentido: este mundo.
3
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Translate
Etiquetas
- relato (70)
- reflexiones (52)
- poesia (32)
- divagaciones (20)
- foto relato (14)
- humor (11)
- cuento (9)
- relato del mundial (8)
- barrio infierno (6)
- vitrinas (5)
- musica (3)
- erotico (2)
- para niños (2)
- Minirelato (1)
- relato; certamen del olivar; olivo (1)
Hay tres grandes misterios: el agua para los peces, el aire para los pájaros y el ser humano para sí
- Relaciones de amor-odio por E. Tolle
- El principio (por Andrés Rguez de MenteUno)
- El arte de la comunicación. Artículo de MenteUno
- Samadhi (I)
- Samadhi (2)
- El despertar de la mente
- Espejos (por Marta Salvat)
- Relaciones de pareja felices (por A. Rguez)
- Niveles de conciencia por Ken Wilber
- Matar a los padres (por A. Rguez)
- Los niveles de conciencia
Cosas que me gustan
-
Solo el amor es pleno. La memoria de algo que no lo es hace que cualquier vivencia al margen del amor quede pendiente, como sin resolver. L...
-
Fue padre quien lo propuso en una noche cualquiera. Me acuerdo como si hubiera pasado ayer mismo y, de eso, hace ya cuarenta años. Yo tení...
-
Para quien no conozca el Savoy, os diré que es uno de esos sitios donde tu madre no dejaría que fueras aunque te bañaras en agua bendita y...
-
Elly sol í a contarme un curioso cuento sobre gorriones. Acostumbraba a llevar un delantal sobre medias de fantas í a y tacones muy altos ...
-
Vivid…,vivid…! Quemad todas las naves! Y solo cuando las cenizas queden podréis comprobar lo que el mundo era. Quemad las naves! Pues ...
-
Regresé sobre mis pasos al corazón de Barrio Infierno. Hacía años, ya, que había decidido alejarme de aquel ambiente sórdido y humeante. Lo ...
-
La quemazón en la piel por las decenas de picaduras era insoportable. El tiempo parecía eterno en un sufrimiento sin par. Por ello, cuando...
-
Y allí estaba yo de nuevo. Frente al puesto de helados de un pueblo perdido entre olivares monótonos y eternos, uno con un cine de verano, u...
-
Estaba distraído jugando a pintar de colores un árbol. Era premeditado. Te disfrazaré de arco iris —pensó— serás la envidia del bosque, ún...
-
Vi el temor tratar de esconderse por los matices de su gesto, en las voces estridentes aún cuando su cercana presencia las hacía innecesaria...
Lo que más os gusta
-
Elly sol í a contarme un curioso cuento sobre gorriones. Acostumbraba a llevar un delantal sobre medias de fantas í a y tacones muy altos ...
-
Para quien no conozca el Savoy, os diré que es uno de esos sitios donde tu madre no dejaría que fueras aunque te bañaras en agua bendita y...
-
Estaba distraído jugando a pintar de colores un árbol. Era premeditado. Te disfrazaré de arco iris —pensó— serás la envidia del bosque, ún...
-
Hoy vengo a matarte, noche a enseñarte el reflejo de mi daga a buscarte aunque te escondas ya no verás más el alba Te escucho...
Algunas veces escribo para revelar lo que hay en mi mente.
Y otras escribo al dictado de ella.
No pido que lo creáis.
Pero cuando leáis, si leéis, sospechadlo.
Mundo dormitorio
Y aquello?
Oh! Es mundo dormitorio.
Y qué hacen?
Allí todo el mundo duerme.
Qué maravilla, no?
No creas. Tienen sueños horribles la mayoría del tiempo.
El silencio no es la ausencia de sonido sino la ausencia de ego.
"No es que el Universo sea más extraño de lo que imaginamos, es que es más extraño de lo que podemos imaginar" W. Heisenberg.
Quién soy?
No hay comentarios:
Publicar un comentario