Mi nuevo amigo Manolo me recuerda a Alfredo Landa en aquellas películas del "macho ibérico", por ejemplo, hoy me ha contado una anécdota muy buena que sirve de ejemplo gráfico.
Manolo emigró a Barcelona y estuvo trabajando en el transporte durante años, después volvió a Jaén. En una de sus primeras salidas fue a Granada, a la Alhambra, y se encontró con una gitana que le leyó la mano y le pidió mil pelas. Manolo le dijo que nones —bueno es Manolo—, pero apareció un gitano con patillas y le dijo algo como..."tú verás, o pagas, o esta te echa un mal de ojo que te dura esta vida y la siguiente"...; Manolo pagó, pero esa puntilla le escoció. Al día siguiente se fue al hiper que hay en Granada junto a la estación de autobuses. Según Manolo, en aquellos tiempos acababan de poner lo de los carritos con monedas y en Barcelona aún no había de esos, así que cuando llegó al hiper vio a un señor que estaba descargando el carro y se lo pidió, el susodicho señor le dijo..."sí, por supuesto, pero me tienes que dar cien pesetas"...,Manolo, que aún estaba escocío por lo de la gitana le contestó..."y un par de cojones te voy a dar ¿es que el carro es tuyo?"...a lo que el señor del carro contestó, bueno, pues si no me los das a mí, tendrás que meterlos en el carrito cuando lo cojas de la hilera...Manolo comprendió entonces y quiso que se lo tragara la tierra. Pero así son los Alfredos Landas, ellos disparan primero.
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