Solo hay dos posibilidades.
La primera es que en un Universo sin fin, todo puede suceder. Todo es producto de la serendipia, de la casualidad. Pero piensa qué significa esta opción. En cualquier momento podría aparecer un conejo vestido de frac junto a ti. Y después desaparecer o mutar a una babosa que se esparciera sobre tu desayuno.
En un Universo donde la casualidad es la regla, todo es posible. Y por tanto, nada es predecible. El sol podría apagarse mañana, la luna podría ser sol ayer. Todo es posible.
La otra es que todo lo que ocurre es efecto de una causa. Y toda causa lleva aparejado un efecto. Si no se da la causa no existe un efecto real. Y solo un efecto otorga a la causa su naturaleza.
No confundas los medios para que el efecto surja cuando la causa lo dicta. Por ejemplo. La vida se crea a partir de una célula que se duplica de forma exponencial. Pero esos son los medios, no la causa. Es la forma, el cómo. No el por qué.
Comprende esto. Hazlo hasta que la razón de ello no te permita dudar que pueda ser de otra manera. Hazlo y habrás dado el primer paso a un mundo distinto. A un mundo nuevo.
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