—¿!Sabes lo que es esto, lo sabes!?
—No grites, el niño…
—¿El niño? Tu hijo, claro. Será mejor que sepa quién es su madre.
—Pero ¿Qué dices…?
—Esto son los resultados del reconocimiento médico de empresa —dijo arrojándoselos encima, los papeles volaron y ella apenas pudo sujetar algunos folios. Se agachó a recoger los demás mientras él seguía vociferando.—Esperma de baja calidad no apto para engendrar— gritó escupiendo las palabras frente a su cara.
—Por favor, baja la voz, el niño…
Llamaron al timbre y el tronco quedó vestido de naranja y blanco papel por la interrupción.
—Hola, guapo ¿Está tu papá?
Se quedó mirando al infinito a través del extraño. En su bosque no había extraños, después pensó que sí que los había. Él sería de colores y hasta los extraños lo querrían.
—No, me parece que no.