lunes, 20 de julio de 2020

Mientras duermes

Y así, cuando esa casi muerte te calla en vida y de ti me salva, cuando puedo mirarte sin temor a tu mirada, rozarte sin tu rechazo, cuando tu respiración pausada, tan natural como tú misma, me habla con el silencio escondido tras tus párpados, cuando por fin eres vulnerable como una persona, en la cercanía sin ropa, con el tatuaje grabado apenas en la piel, cuando el tiempo se va y tú te quedas, indefensa a mi lado, abandonada a mis sueños, arropada con mi aliento, vencida sin remedio. Saco lo mil veces guardado, armado con fingida valentía, sin yelmo en la cara ni lanza que me proteja, desnudo como un niño y osado como un viento, escogiendo palabras sonoras, vibrantes…te hablo bajito por si me oyes. Te digo lo que una vez me hizo perderme en tus ojos, el gesto que tuviste, el cariño que sentí. Que quise ser hombre por ti, abandonándome sin red, olvidando la guarda de mi niñez. Darte todo mi mundo, que yo creía grande, como regalo de pedida, junto a una promesa y a una profunda herida, como solo puede infringir el amor. Y no sé dónde quedó todo eso, ni cuando perdí aquel secreto, no sé cuando vino esa tormenta, de grandes olas y buques hundidos, de rayos hirientes y truenos en voces, repitiéndose como ecos en un mar sin consuelo. No sé dónde quedó la brisa, la verde hierba, la nieve perpetua. No sé dónde olvidé tu sonrisa, tu mejor perfil, mis manos en tu cara, la espalda de mi pecho.
Y así, mientras duermes, paso hoja a hoja el libro de un anhelo, susurrando a tu oído lo que vive en mi recuerdo pero lo hago muy bajito, casi sin palabras, casi como si fueran sueños, por si me oyes. Por si me escuchas. Por si no me quieres cuando me ves despierto.

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