martes, 14 de septiembre de 2010

tu piel


Ahora solo me queda un deseo constante, al comienzo, de los que no arden. Suave y constante, flotable. Tu piel. Nunca me cansaría de tocarla, de lamerla, de tocarla, de tocarla, con las manos, con los dedos, con la lengua, con el rostro, con mi cuerpo. Tu piel lo invade todo y llena mi mente. Pero no es deseo, es como la necesidad de contemplar un bello cuadro, de leer una y otra vez un pasaje escrito que te eriza el cabello y se mete tan dentro de ti que forma parte de tu cuerpo. No es deseo. Tu piel es esa parte de mi vida que es hermosa.
Te quiero por tu piel.

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