Me acuerdo de ti
cuando estoy triste.
Y de ti, y de ti, de ti también
quizás porque una vez te sentí triste
y no supe hablarte.
Eso te debo
y por ello me acuerdo de ti
intentando pagar con el recuerdo
lo que, sin duda, te debe mi voz.
La verdad se empieza a entender cuando comprendemos que este mundo es efecto y no causa. El tiempo solo tiene sentido en un mundo donde las cosas cambian o terminan, pero si no existe el tiempo, entonces tampoco existe el mundo donde tiene sentido: este mundo.
lunes, 26 de julio de 2010
galope de pensamientos en frenética huída
La paz, que es pariente de la soledad, muerde el intestino. En bulla que traen sonrisas, atropellaréis pensamientos cargados de soledades, y ellos huirán, como la paz, que es cobarde ante un gentío, pues teme que la reconozcan.
viernes, 23 de julio de 2010
sillas
Me levante de la silla dejando el cojín arrugado y di la vuelta para coger su respaldo y empujarla donde debía dormir, enterrada bajo la mesa. Junto a cinco mas. Todo quedo en su sitio excepto yo, me di cuenta de ello inmediatamente y retire de nuevo la silla y me senté, las otras eran intocables por diferentes razones ¿si guardaba esa silla, donde me sentaría? Permanecí pensando en ello mientras el asiento empezó a incomodarme, algo me decía que se convertiría en mi tumba. A la mierda. Otra vez bajo la mesa. No me sentaría y punto. Aunque estuviera cansado. Estaba harto de esa silla. Me senté en la mesa, dura como un demonio pero duré poco. También probé en el suelo, pero las sillas empezaron a reírse de mi ¿para qué quieres sillas?, me decían. Joder. Iros a la mierda. Sois un engaño, me ofrecéis asiento y os quedáis conmigo, yo solo quiero descansar un momento para seguir, pero os empeñáis en dejarme pegado a vosotras, me arrulláis como sirenas hasta que no tengo deseos de levantarme. Puercas.
jueves, 22 de julio de 2010
disfraces
Nena,
tus ojos no saben mentir.
La próxima vez
que me beses,
ciérralos.
Y así, cuando escuche que me dices
"fóllame"
no oiré las palabras
"te quiero".
tus ojos no saben mentir.
La próxima vez
que me beses,
ciérralos.
Y así, cuando escuche que me dices
"fóllame"
no oiré las palabras
"te quiero".
martes, 20 de julio de 2010
tch
No quiero volver a la montaña rusa.
No quiero.
He dicho que ! N O Q U I E R O !
joder, voy a volver.
No quiero.
He dicho que ! N O Q U I E R O !
joder, voy a volver.
tu
Cuando venga ese día
que llegará
y el saco esté lleno de harturas
gobierne el impulso mis razones
y no quiera librar batallas en guerras perdidas.
Romperé en mil trozos lo guardado
gritaré a oídos sordos la palabra basta
y enfrentaré destinos
obligando a desencuentros.
Y pagaré con la sangre
que una vez yo derramé
y será justo.
Y nadie, salvo una, entenderá
que hay razones que la razón no entiende
Se que la razón me llevó hasta aquí
y estuvo bien.
Pero ahora es el corazón quien manda
y no puedo hacer nada para evitarlo.
la rusa
Me ha escrito una rusa. Me envía dos fotos. Esta buenísima. Yo estoy convencido de que se trata de un timo de esos de rusas, claro, he leído algo en la red, al final, por lo visto, acaban pidiéndote dinero y cuando lo envías se acaba la cosa y te quedas sin dinero y sin rusa.
Bueno, pero las dos fotos que me ha enviado me tienen loco, lo confieso, sobre todo una de ellas. No esta desnuda, pero no hace falta. Esta buenísima ¿lo he dicho ya?. Me tiene enamorado. Claro que el google lo estropea todo, su carta, traducida por el miserable ya mencionado, la hacen parecer tonta. Pero esta muy buena, la belleza, sin duda, se esconde en el interior, pero si la cara es el espejo del alma, el cuerpo entero también lo es, y esa chiquilla tiene un peazo alma que es para canonizarla y peregrinar.
Olor a mentira
Hay cosas que no cambian. El sol, que siempre sale por el este y se esconde por el oeste, los chinos que tienen los ojos rasgados, respirar, la sensación de humedad cuando te mojas..., o la pretenciosa cadencia del sentimiento de lastima hacia ti misma.
Vives hurgando en la basura. Así no se puede pretender oler a fragancia de "Vichy de roses", por mucha que te eches.
Vives hurgando en la basura. Así no se puede pretender oler a fragancia de "Vichy de roses", por mucha que te eches.
Valores familiares
.—Perdí la virginidad con mi tía Ascensión una tarde que mi madre tenía que ir al notario y no sabía con quien dejarme. Mi tía se ofreció y pasé las mejores dos horas de lo que, hasta entonces, había sido mi vida, si no contamos la película E.T.
Yo me sentí obligado.
—Yo tuve que pagar.
—No es lo mismo —contestó sin pestañear.
Entonces dejó que un silencio hablara.
—Bueno —insistí yo intentando que se explicase—, hubo sexo pero no amor ¿tú estabas enamorado de tu tía?
—A mi tía no la quería ni su perra.
—Entonces ¿dónde está la diferencia?
Tras otro silencio que llegó a ser escandaloso, contestó.
—Ella me enseñó el verdadero valor de la familia. La familia está para joderte.
La vida en un tambor
Cuando octubre amanece Rogelio despierta nervioso y excitado. Su madre, que conoce el motivo, se siente feliz y va temprano a su habitación para bañarse en la ilusión de un niño de treinta años.
—¿Ya es la hora? —dice Rogelio sorprendiendo desde la oscuridad a la sombra que callada intentaba sorprenderlo —Buenos días mamá.
—¿Ya estás despierto hijo?
—Hoy empiezan los ensayos —dice en una sonrisa que acaba comiéndose la frase.
Rogelio se derrama fuera de la cama y una viva luz que no es eléctrica lo inunda todo. Su madre contempla como él no atina a vestirse y se pone los zapatos antes de quitarse el pantalón del pijama con un rostro embobado.
—Esta mañana me darán el tambor ¿sabes? —ella asiente como hizo cada hora del día anterior, y el de antes, y el otro…—ojalá me den uno nuevo, los nuevos suenan más fuerte ¿sabes?, es por la piel que aún no se ha destensado de tocarlo, me lo explicó el hermano mayor ¿sabes?—Rogelio intenta quitarse el pantalón y se hace un nudo con los zapatos.
En la iglesia un barullo desprende una tristeza que se propaga como una marea negra haciendo que el lunes santo se convierta en viernes de dolores. Rogelio apoya su mano en el tambor y acaricia su tensa piel. Don Tomás, el hermano mayor, se le acerca y se sienta a su lado.
—Es un buen tambor el que te ha tocado este año Rogelio.
—Sí. Suena muy fuerte.
—¿Sabes? Podemos hacer una cosa si quieres.
Rogelio rompe a llorar.
—¿Por qué no lo guardas en tu casa hasta el año que viene?
Rogelio vuelve la cabeza y una chispa en los ojos se le enciende.
—¿De verdad?
—Sí, Rogelio, de verdad.
Fuera de la iglesia sigue lloviendo.