viernes, 23 de julio de 2010

sillas

Me levante de la silla dejando el cojín arrugado y di la vuelta para coger su respaldo y empujarla donde debía dormir, enterrada bajo la mesa. Junto a cinco mas. Todo quedo en su sitio excepto yo, me di cuenta de ello inmediatamente y retire de nuevo la silla y me senté, las otras eran intocables por diferentes razones ¿si guardaba esa silla, donde me sentaría? Permanecí pensando en ello mientras el asiento empezó a incomodarme, algo me decía que se convertiría en mi tumba. A la mierda. Otra vez bajo la mesa. No me sentaría y punto. Aunque estuviera cansado. Estaba harto de esa silla. Me senté en la mesa, dura como un demonio pero duré poco. También probé en el suelo, pero las sillas empezaron a reírse de mi ¿para qué quieres sillas?, me decían. Joder. Iros a la mierda. Sois un engaño, me ofrecéis asiento y os quedáis conmigo, yo solo quiero descansar un momento para seguir, pero os empeñáis en dejarme pegado a vosotras, me arrulláis como sirenas hasta que no tengo deseos de levantarme. Puercas.

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