Vi el temor tratar de esconderse por los matices de su gesto, en las voces estridentes aún cuando su cercana presencia las hacía innecesarias. En el discurso de sus palabras que apuntaba a cuestiones que no me interesaban ni a mi, ni a ella.
Era miedo lo que me explicaba mientras acusaciones veladas, y otras no tanto hablaban voces inanes.
Y yo, en lugar de darle un abrazo, de intentar consolar ese temor palpitante, de cuidar su rostro, su cuerpo, sus manos…, le dije cualquier cosa que no fue suficiente. Me alejé de su miedo y jamás volví a verla.
Porque su miedo me recordaba al mío.
La verdad se empieza a entender cuando comprendemos que este mundo es efecto y no causa. El tiempo solo tiene sentido en un mundo donde las cosas cambian o terminan, pero si no existe el tiempo, entonces tampoco existe el mundo donde tiene sentido: este mundo.
Maravilloso!!!
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