Supe que lo nuestro había terminado
cuando encontré mi cajetilla de tabaco vacía.
Ella, antes, siempre me dejaba un cigarrillo
para después de desayunar,
antes, cuando yo le importaba.
Ahora se fuma todo mi tabaco
y me deja la cajetilla, vacía y cerrada,
encima de la mesa de la cocina.
Lleno de esperanza y ansiedad
corro esperando algún cigarrillo que diga
aún te quiero
pero está vacía como una carta de despedida
sin palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario