miércoles, 18 de agosto de 2010

manolo

Tengo un nuevo amigo, se llama Manolo. En realidad es un vecino y solo hemos salido tres veces juntos con la bici pero los tíos somos así, necesitamos poco para establecer un nexo que acabe en amistad, y esto acabará en amistad. Hoy, después de la ruta, me ha sugerido tomar una cerveza en su casa, lo ha hecho de corazón pero yo he rehusado, no me fío de su mujer.
Mi nuevo amigo Manolo me recuerda a Alfredo Landa en aquellas películas del "macho ibérico", por ejemplo, hoy me ha contado una anécdota muy buena que sirve de ejemplo gráfico.

Manolo emigró a Barcelona y estuvo trabajando en el transporte durante años, después volvió a Jaén. En una de sus primeras salidas fue a Granada, a la Alhambra, y se encontró con una gitana que le leyó la mano y le pidió mil pelas. Manolo le dijo que nones —bueno es Manolo—, pero apareció un gitano con patillas y le dijo algo como..."tú verás, o pagas, o esta te echa un mal de ojo que te dura esta vida y la siguiente"...; Manolo pagó, pero esa puntilla le escoció. Al día siguiente se fue al hiper que hay en Granada junto a la estación de autobuses. Según Manolo, en aquellos tiempos acababan de poner lo de los carritos con monedas y en Barcelona aún no había de esos, así que cuando llegó al hiper vio a un señor que estaba descargando el carro y se lo pidió, el susodicho señor le dijo..."sí, por supuesto, pero me tienes que dar cien pesetas"...,Manolo, que aún estaba escocío por lo de la gitana le contestó..."y un par de cojones te voy a dar ¿es que el carro es tuyo?"...a lo que el señor del carro contestó, bueno, pues si no me los das a mí, tendrás que meterlos en el carrito cuando lo cojas de la hilera...Manolo comprendió entonces y quiso que se lo tragara la tierra. Pero así son los Alfredos Landas, ellos disparan primero.

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