Hay un niño enfadado en el fondo de la habitación, se nota que lo está pues tiene la cara arrugada en una mueca que no deja de ser graciosa, sin embargo sus ojos destilan odio.
-¿Qué ocurre? —me atrevo a preguntarle.
-Quiero un tobogán.
-Bueno, eso no parece muy difícil ¿Por qué no se lo has pedido a los Reyes Magos?.
-Lo he hecho y me han traído ese —dice señalando un tobogan amarillo que yo no había visto. Después sigue con la explicación—, pero el que yo pedí era uno largo. Uno que llegara hasta el mar.
-Ah!, al mar, ni más ni menos.
-Sí, nunca me han llevado al mar y yo quiero ir al mar, el tobogán era una buena idea pero no me lo han traído, ahora jamás iré al mar.
- Pero...¿Por qué?, eres muy pequeño, tienes mucho tiempo para ir al mar.
El niño me miró y despacio se quitó la gorra que le cubría la cabeza. No, él jamás iría al mar.
Joder...,cómo estamos...
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