jueves, 18 de julio de 2024

El té



¿Qué hace el té con el agua? Hubo varias respuestas entre el entusiasmo de los alumnos: ¡La mancha! ¡le da sabor!! la colorea! 

 Bien, bien —comentó el maestro satisfecho por la participación de los pequeños. Era su primer año y sin embargo ya estaban volcados en el aprendizaje. La motivación era adecuada y eso hablaba bien de él mismo. La enseñanza era un balance entre dar y recibir. Tanto entregas, tanto recobras. 

Entonces —continuó el maestro— ¿el té le da o le quita al agua? 

Los alumnos quedaron pensativos. Si se les observaba con atención, y el maestro lo hacía continuamente, podías leer la lucha que sus cabezas mantenían por dilucidar la cuestión. Sus mentes trabajaban como les habían enseñado: “Pensar es como cavar un hoyo. Hincas la pala y sale tierra, la vuelves a hincar y salen gusanos y raíces, repites y puede que encuentres un tesoro. No te conformes con la tierra. Cava un poco más.” 

El maestro sirvió té en una taza. Lo hizo de manera pausada, prestando atención a cada uno de los movimientos: coger la tetera, una servilleta para acompañar al envase, girarlo lentamente hasta enfrentar la taza, inclinar, verter, limpiar… 

El té ni quita ni otorga —se oyó en la sala. 

El maestro no tuvo que alzar la mirada para saber quién contestaba. Era Sushumi, la menor de sus alumnos. La más inteligente. 

Explícate, niña —invitó el maestro. 

El recuerdo del té es el agua, y si el agua hubiera sido un maestro en el arte del adivinar, hubiera visto su futuro como té. El té es aquí y ahora. Y aquí y ahora no hay agua. Hay té. 

El maestro asintió y como señal de respeto, ofreció té a Sushumi.

sábado, 13 de julio de 2024

Rendición

 


Los disfraces solo tienen un propòsito. 

Escucha. 

No te dejes engañar por las lentejuelas que le dan brillo, que lo adornan o por el aspecto tenebroso de una careta especialmente bien hecha.

No mires al disfraz con los ojos.

Los disfraces son muy numerosos. No se pueden contar. 

Pero el disfrazado, no.

La culpa crea al miedo.

El miedo al pecado.

El pecado a la penitencia.

La penitencia al sufrimiento.

Creemos que el sufrimiento lavará nuestra culpa.

Este es el poder de creer.

Sin embargo: Somos inocentes aunque nos sentimos culpables.

Por esto, nuestro sufrimiento es inane. 

Ya estamos salvados.

Este es el poder de la verdad.

No dejes que los disfraces te engañen. La mentira se disfraza para parecer verdad.

Solo ríndete a lo ùnico que es real: eres inocente.

Ríndete.

Eres inocente.




lunes, 8 de julio de 2024

Nómbralo

 


Dime, ¿quién soy?

Responde, ¿dónde estás?


Siempre estoy aquí. 


Cierto. Estás siempre en el mismo sitio: aquí. Y aunque parezca que viajas, que hubo un ayer y que habrá un mañana sigues estando en el único sitio donde puedes estar: aquí. Aquí es donde estás cuando viajas, cuando recuerdas y cuando imaginas el futuro. Siempre en el mismo lugar. 


¿Y qué significa?


Quita al tiempo de la ecuación. El tiempo no existe. Dime ¿qué queda?


¿Espacio?


Si siempre estás en el mismo sitio, el espacio no te hace falta. ¿Para qué quieres un mundo si siempre estás en el mismo sitio?


Entonces solo queda una cosa.


Eso que queda es lo que eres. Nómbrala. 


Lugar. 


Perfecto. 


miércoles, 3 de julio de 2024

La solución final

 


Dime, ¿es posible escapar?

Bueno. Supongo que si dejas de intentarlo. Sí. 

Eso es resignación ¿no?

La aceptación de lo que es. Sí. Rendirse. Si te rindes ya no te hace daño. 

Entonces escapar consiste en entregarse al enemigo. Aquello que te ataca. Parece una paradoja. 

Escapas cuando no lo haces, sí. 

Gracias.